lunes, 27 de enero de 2014

Sierra Nevada. Enero 2014.


Fué en los Pirineos, hace pocos meses, en una de esas conversaciones antes de dormir en un lavadero de piedra de un pueblo de diez casas que no consigo recordar, donde le conté a Badillo mi sueño de subir al Mulhacen con Pablo. Diez segundos después, le habiamos puesto fecha: el 24 de Enero, y Celia vendría también (si le apetecía claro).

Tenemos la buena costumbre de, antes de acabar una aventura, imaginar otras cuantas por vivir, y poner fecha a alguna de ellas. Es una cadena de felicidad que no falla nunca. Probadla.


Viernes, 24 de Enero de 2014

Al despertar tuve una sensación rara, de nuevo en la tienda pequeña, metido en un saco con Badillo durmiendo a mi lado. Pero el frío me recordó donde estábamos, y sobre todo, quiénes estaban en la furgo, a dos metros nuestra, calentitos y enrollados como orugas en sus sacos.  Celia, su hija, y Pablo el mío.

Capileira es el ultimo pueblo de la Alpujarra granadina, es precioso y frío, lleno de chimeneas redondas con una lasca y una piedra castigadera encima. Nuestro plan no era este en principio. Como siempre que habiamos venido solos, queriamos subir hasta las acequias con el coche y a partir de ahí subir al refugio del Poqueira (2.500 m).

Pero la nieve que ha caido esta semana ha sido abundante. Tanto, que no se puede seguir en coche desde Capileira. Desde el refugio nos confirman que la única forma de subir es desde el mismo pueblo por la Central de la Cebadilla y luego, río arriba. Esto significa un sendero de montaña con más de 1.000 metros de desnivel, unas 6 o 7 horas con las mochilas y el material a la espalda. En fín, vamos a intentar llegar aunque sea al refugio.

Los peques se levantan energéticos. Estan nerviosos. Nosotros también. Badillo y yo lo hemos hablado 100 veces: esto es para ellos: "Si no sonríen, no vale".

La salida no ayuda mucho a sonreir, una cuesta de piedra que te quita el aire a los 10 segundos, uf, vaya comienzo. Pero los niños nos ven subir con los mochilones y parece que les damos fuerzas, caminan charlando sobre cómo será lo que nos queda.

Paradas cada hora, cortas, de 3 o 4 minutos, para rellenar sus pequeños depositos de energía. Comen poco, pero a menudo.

Llevamos ya 4 horas de caminata, y siguen sonriendo. Aparece a lo lejos, arriba, el Cortijo de las Tomas, desde donde se ataca la ultima subida al refugio. Pablo se asusta un poco de lo alto que está y me mira: "¿Papa, eso no esta muy lejos?" - "Si seguimos andando a este paso, poco a poco, llegamos antes de lo que esperas" - le dije, con la voz lo más confiada que pude mientras intentaba calcular mentalmente cuanto nos costaría subir hasta allí.

Al llegar al Cortijo  (había llegado casi sin enterarse), Pablo había aprendido algo importante: Paso a paso, se llega a cualquier sitio. Por muy lejos que este.

Los niños llegaron los primeros al refugio y la alegría le rebosaba por las orejas. Celia gritaba:"7 horas! Pero si parece que han sido 10 minutos!"

Su alegría nos entraba por cada poro y se multiplicaba por mil dentro de nosotros. Literalmente no nos cabia en el corazon. Nos mirabamos y no acertabamos a decir nada. Es la cara que se te queda cuando llevas años preparando un experimento en el  laboratorio, y de repente sale! y sale perfecto! Abres  mucho los ojos y quieres gritar. Nuestros hijos estaban felices y su alegría nos empapaba.



En la cena, empezamos ya a pensar en la siguiente etapa. Intentaríamos subir dirección al Mulhacen, siempre que la sonrisa siguiera en su cara. Teniamos una ventana de 3 dias de buen tiempo, pero fuera del refugio se oía ya un viento muy fuerte que de vez en cuando paraba nuestas miradas.


Sábado 25


Siete de la mañana. Miro por la ventana del refugio y hay algunas nubes. Hablamos con el guarda del refugio y nos confirma que la meteo ha emperoado un poco y hay algunas nubes que iran desapareciendo al medio día. Pero lo peor es el viento. Sopla fuerte desde el Norte, sobre todo por la Loma del Mulhacen, la ruta más fácil, que obviamente era la que habíamos elegido para intentar con los niños. Nos aconseja subir por el río que está más protegido.

La ruta del río es más bonita, pero tiene mucha mas nieve, es más larga y sobre todo guarda un regalo al final en forma de fuerte pendiente nevada: la cara Oeste del Mulhacen. Lo bueno es que si no queremos subir finalmente la Oeste, podríamos llegar al Vivac de la Caldera, donde descansar antes de bajar de nuevo.

Lo hablamos con los niños y decidimos salir a ver que pasa.

Sólo el paseo con las raquertas por la nieve, ya merecía la pena. El paisaje nevado, los valles y el sonido de las raquetas es una combinacion casi mágica.  Así encaramos el río.

Pero la temperatura comienza a caer. Y las rafagas de viento levantan nieve que nos pega en la cara, de modo que la unica forma de avanzar es casi mirando al suelo.

Seguimos parando cada 45 minutos, para chequear como va todo, vemos a los niños un poco mas cansados que ayer pero aún con ganas. El frío está haciendo mella. Ojalá salga el sol un poco.

En la parada de las 3 horas, Celia va ya algo cansada. Badillo le pregunta y decide que prefiere volver, hace mucho frío y no le apetece seguir con estas condiciones. Badillo le mira, le sonrie y le recuerda a lo que hemos venido. Abrazos, besos y momentos padre-hija que quedarán grabados en los corazones de cada uno de ellos y en el de Pablo y mío.

Pregunto a Pablo si prefiere volver con ellos y me asegura que no, quiere subir. Besos y abrazos esta vez de despedida temporal. "Tened cuidado, Dani" ."Como si fuera mi hijo", le contesté.

Pablo va detrás mío.  Me gustaría tener la espalda más ancha para quitarle todavía más viento. Oigo como coloca su raqueta exactamente cuando yo quito la mía. Tuve la sensación de ser más grande, de tener más corazón, de poder más... y así fué, porque eramos uno.




La Oeste del Mulhacen desde abajo parece una ladera interminable, y lo es. Afortunadamente ha salido un poco el sol y podemos encararla jugando. Pablo lanza el piolet a 5 metros delante nuestro a ver como clava. Para recogerlo, tenemos que subir esos cinco metros de la Oeste. Nos reimos, batimos records, hacemos marcas personales y casi sin querer, hemos acabado con más del primer tercio de la Oeste.

Pero el sol se vuelve a ir y el viento arrecia de nuevo.  Se acabó el juego. Vemos como en una de las cordadas que subía detras nuestra se retira un hombre. Le explico a Pablo donde estamos, lo que queda, lo que significa esa nieve volando en la cumbre del Mulhacen y le pregunto seriamente como se encuentra de fuerzas y ganas para subir. Me saco el corazón y se lo pongo en la mano en forma de frase: "Pablo a mi no me cabe ya mas felicidad, de verdad, si quieres volvemos ya poco a poco", me mira a los ojos, se quita el pañuelo de la boca y me dice riendose: "Papa, yo ya subo aunque sea cojo" . Me fundo en la nieve y me recompongo.

Ok, le reviso todo el equipo y le aprieto toda la ropa. Ahí arriba va a hacer frío. Tenemos que llegar cuanto antes a la zona de piedras para poder avanzar mejor, vamos a intentar llegar de una atacada. "Vamos!" - me grita. Tengo que respirar hondo para poder caminar: esas hondanadas de energía me desmontan el alma.
Caminamos sin parar y salimos de la nieve. Pero las piedras no son piedras, el viento que sigue subendo y la nieve las han cubierto totalmente de hielo. Le quito las raquetas y le coloco los crampones. Se levanta y me mira. Le encanta.

Con los crampones va mas seguro, pero algunas rachas son de 60 Km/h y no ayudan demasiado a avanzar. A veces lo hace apoyando las manos para protegerse del viento. Para colmo y como si el destino lo quisiera poner a prueba, desde detras de la cumbre del Mulhacen aparece una niebla espesa que termina de aliñar el ambiente.

"¿Tienes frío?" - "No!"
"¿Seguimos?"- "Claro! Si ya estamos arriba!"

Intento buscar las zonas de menos viento y parece que va un poco mejor, pero ya le noto un paso no tan alegre, cada 15 metros nos paramos para descansar un poco, se arrodilla y coge aire, cuenta hasta 10 se levanta y sigue.  Se que es un niño valiente, y se que le gustan los retos, pero me empieza a doler demasiado verle esforzarse de esa manera.



Es curioso como cambian los sentimientos en una milesima de segundo. Iba hacia él cuando lo veo señalar algo con el piolet. Me volví hacia donde señalaba. La niebla se había aclarado un momento y nos mostraba el punto geodésico de la cima, a 40 metros nuestra. "Esta ahí"- gritó. "Estamos arriba Pablo!"- grité.

A partir de ese momento no sentí el viento. Ni el frío. Ni sus trece años. Sólo lo ví a él. Caminaba confiado, avanzando hacia mí, clavando el piolet como si llevara 20 años haciendolo, sonriendo, grande... hasta que nos abrazamos. Y lloramos. Vaya que si lloramos. Estabamos arriba, a 3.483 metros, en la cima del la montaña más alta de la Península. Juntos. Joder! No todos los días se te cumple un sueño!



En la cima, comimos un poco, tomamos unas fotos y grabamos dos videos, uno para Emmy e Iker y otro para Celia y Badillo, nuestros compañeros de aventura.

Y comenzamos a bajar. Y como si el destino ahora quisiera premiar su esfuerzo, en menos de 1 hora comenzó a salir el sol, y Pablo comenzó otra vez a jugar. Y rodó por la larga Oeste, cuesta abajo, disfrutando de la nieve, e inventó un nuevo modo de descender por el río nevado, la tecnica "pingüino", que hizo luego que el Refugio le preguntaran si él era el "niño-pajaro"que les había adelantado bajando.

En la puerta del refugio estaban Celia y Badillo, moviendo los brazos. Su alegría fue enorme. Como la nuestras al verlos tan contentos.

El resto de la tarde la pasamos jugando juntos, frente a la chimenea, riendoy disfrutando de esos ojos infantiles que nos han dado tantos increibles momentos.


Domingo 25

Amanece y esta vez el cielo es azul.  Aún estamos muy contentos. Disfrutamos del tremendo desayuno que nos ponene el el Poqueira, churros y buñuelos recien hechos incluidos!

Hacemos de nuevo las mochilas y partimos valle abajo.

El camino se hace mejor cuesta abajo. Vamos despidiendo la nieve. Poco a poco.

Mientras los niños caminan delante, Badillo y yo compartimos emociones, momentos, y hablamos de ellos.

Celia le ha dicho que quiere volver.  Pablo quiere acompañarla.



Es imposible que seamos más felices.


lunes, 15 de abril de 2013

Ciclobienvenida a la primavera! BTT Camino Montejaque-Grazalema

Aqui estamos de nuevo, y no es que hayamos estado quietos desde la última entrada del blog . . .que va! si no paramos!

El caso es que con tanto facebook, Google +, el otro blog que escribimos con la aventurilla holandesa del año pasado (tulipanesporsol.blogspot.com) , etc... se nos diluye la información!

Y hoy nos apetecía volver a este rinconcito . .  el diario de actividades de una familia con niños que esta empeñadísima en disfrutar de la felicidad ahí fuera, aprovechando el verde del campo, al amarillo de las flores y el ruido del río.

Así que este sábado, aprovechando que POR FIN salió el sol después de tanta lluvia, montamos las bicis en la furgo y nos fuimos a dar un paseo por el camino de MONTEJAQUE a GRAZALEMA, en pleno Parque Natural.

No lo hicimos entero, ya que es bastante más largo y nuestra intención era disfrutar de un día de campo en famliia, así que dejamos la furgo a la salida de Montejaque y salimos de allí pedaleando al solecito.

El camino está recién arreglado es ancho y con buen firme, lleno de tramos suaves que suben y bajan sin grandes cuestas y con unas vistas increíbles así que es, en resumen, totalmente recomendable para ir con niños.

Además ahora mismo, y después de tantas lluvias el Embalse de Montejaque este lleeeeeno de agua, y conste que esto no es nada normal, ya que este embalse es conocido como uno de los grandes fiascos de la ingeniería de inicios del S.XX, ya que después de construirlo descubrieron que el agua se filtraba! de manera que el agua nunca dura más de algunas semanas....

El recorrido pasa por un cortijo ganadero donde disfrutamos de una clase práctica de manejo de rebaño de cabras. . .muy interesante!

Sorprende también el puente de piedra altísimo sobre el arroyo Campobuche que seguimos todo el rato.

El camino va paralelo al arroyo y casi siempre en arboleda, la mayoría de alcornoques, por lo que parece que en verano puede ser una buena opción(incluyendo un baño en el río!)

El ruído del agua nos hace parar y asomarnos para descubrir un rincón de pelicula que está pidiendo a gritos que hagamos allí el picnic. Dicho y hecho. Mantita, mochila y a disfrutar!


















viernes, 12 de agosto de 2011

lunes, 6 de junio de 2011

CICLOACAMPADA VIA VERDE DE LA SIERRA

 
Este fin de semana tocaba cicloturismo.
En realidad, ha sido una especie de "simulacro" para verificar detalles de cara a nuestra próxima aventura cicloturista: Francia, desde el Atlantico al Mediterraneo en bici.
Necesitabamos comprobar realmente si eramos capaces de hacer 30 km en bici llevando encima todo el material de acampada (tiendas, sacos, aislantes, cocina, platos ...)
El configuración ha sido:
  • Chiqui y Badillo (tandem, alforjas y carro),
  • Pablo B (bici con alforjas)
  • Celia (bici con alforjas)
  • Emmy (bici con alforjas)
  • Pablo G. (bici con alforjas)
  • Iker y Dani (tandem con carro)


La verdad es que ha ido todo sobre perlas. Quizás lo más dificil fue meter todas las bicis, carros y demás en el coche de Badillo (nuestra furgo no está operativa ahora mismo . . .) Pero vamos, que con la experiencia del Danubio, si hubiera sido necesario, metemos 2 o 3 bicis más . . ;-)
La ruta comenzaba en la Antigua Estación de Olvera (Cádiz), que por cierto nos sorprendió gratamente, ya que cada vez está más y más preparada. Esta vez estaban ya operativos unos vagones convertidos en bungalows de lujo, con aire acondicionado, piscina, etc ... También estaba activa (y con movimiento) la oficina de alquiler de bicis y carritos para que todo el mundo se anime a probar la Vía Verde de la Sierra.
Después de montar ruedas y carritos, estamos ya todos listos para pedalear, nuestro objetivo para hoy (son las 5 de la tarde) es llegar hasta el Museo del Buitre en el Peñon de Zagramagón (16 km).

Pablo G. estrenando alforjas
Comienza la Vía Verde!
Aprovechando que la pequeña pendiente a favor, llegamos al Peón de Zaframagon demasiado pronto! Así que, despues de un partidito de futbol, decidimos seguir hacia la Estación de Coripe, por si aún llegabamos ahora de un helado.

El bar cerraba a las 6 de la tarde, así que nos quedamos sin helado. Eso sí, tuvimos un atardecer precioso y jugamos el primer PARTÍOMATÁ de la temporada aprovechando que llevabamos el balón.


Una de las familias cicloturistas
La otra!

Total, que hicimos los 8 km hasta Coripe y otros 8 de vuelta hasta el Museo del Buitre, donde habíamos pensando dormir. En total, la etapar de hoy ha sido de 32 km con toda la carga... no está nada mal!

Ahora toca, mantita del Decathlon y relax antes de montar el campamento...

Que hambre!



 Aprovechando unos perfectos bancos de madera, recuperamos fuerzas con una cena de pasta... que rico!




Nada que envidiar a cualquier resturante con terraza

Organizacion!
Montando el campamento en el observatorio de buitres
¿Quien dice que una tienda se duerme mal?
Amanece, es hora de levantarse y recoger
Mmmm! Que sueño!
De nuevo, todo a las bicis . . .
Ya sólo quedan los 16 km de vuelta hasta la Estación de Olvera. Ahora si que te das cuenta de que tiene un poquito de pendiente . . . hay que ganarse la llegada sudando un poquito!

! Cuantos túneles!

La verdad es que ha sido una escapada perfecta. Familia, amigos, bici, juegos y mucha naturaleza . . . .